Apenas pasa una semana sin que una empresa le diga a uno de los abogados internacionales de mi bufete que va a trabajar con un gran distribuidor para introducir sus productos en un mercado extranjero concreto. Nuestro trabajo como sus abogados es redactar un contrato de distribución internacional ejecutable que les proteja.
Nuestros contratos de distribución internacional suelen estipular, entre otras cosas, lo siguiente:
- Una cláusula de exclusividad, o no
- Si el distribuidor puede o no subcontratar la distribución
- El territorio geográfico y de mercado asignado al distribuidor
- La duración del acuerdo de distribución y lo que debe hacerse para renovarlo o rescindirlo.
- Los productos específicos cubiertos por el acuerdo de distribución
- Los métodos que el distribuidor puede utilizar para vender los productos
- Los precios que el distribuidor puede aplicar a los productos
- Condiciones de pago
- Los requisitos de rendimiento y venta del distribuidor
- Procedimientos de pedido y envío
- Quién se encarga de qué cuando se trata de cosas como productos defectuosos, publicidad, garantías, asistencia técnica, obtención de permisos, etc.
- Cumplimiento de la FCPA. Cumplimiento de la normativa anticorrupción
- Derechos sobre productos nuevos o modificados
- Si el distribuidor puede o no vender los productos de otros
- Todo tipo de asuntos relacionados con la propiedad intelectual (secretos comerciales, marcas, patentes, derechos de autor, etc.)
- No competencia durante o después de la vigencia del acuerdo de distribución
- Indemnización por incumplimiento
- Licencias de marcas y uso de nombres comerciales
- Resolución de litigios (jurisdicción, elección de la ley aplicable, etc.)
Sé que lo anterior suena a un puñado (y esto es sólo una parte de lo que a menudo se incluye en este tipo de contratos), pero para los abogados que se dedican a este tipo de contratos todo el tiempo, incluso los contratos complicados de distribución internacional se convierten al menos en algo estándar.
