Las cláusulas de arbitraje pueden determinar el éxito o el fracaso futuros

Tuve el placer de asistir a la Semana del Arbitraje Internacional de California de este año, que es una gran conferencia que presenta y discute las tendencias recientes y las lecciones aprendidas en el contexto del arbitraje internacional. Aunque gran parte del contenido estaba orientado a los abogados y a cómo podemos facilitar mejor la resolución a través del arbitraje, hubo varios puntos destacados de los que sentí que nuestros clientes también podrían beneficiarse. En primer lugar: por qué las cláusulas de arbitraje pueden predisponer a los clientes al éxito o al fracaso incluso antes de que surja un litigio.

Por qué las cláusulas de resolución alternativa de litigios son especialmente importantes en el contexto internacional

Para quienes, por suerte, no están familiarizados con los litigios, las cláusulas de resolución alternativa de conflictos (o "ADR", por sus siglas en inglés) de sus contratos suelen recibir muy poca atención. En muchos contratos, la cláusula ADR es básicamente un texto repetitivo extraído de Internet o de algún documento antiguo, y se recicla una y otra vez sin tener en cuenta el contexto de la transacción o el contrato.

Uno de los sectores en los que se centró la atención fue el de la tecnología. Los litigios tecnológicos transfronterizos no sólo van en aumento, sino que también son cada vez más complicados y suelen abarcar diversas cuestiones: derechos de propiedad intelectual, secretos comerciales, acuerdos de licencia, etc. Cuando el trasfondo de un acuerdo es tan técnico, y especialmente cuando el acuerdo implica a dos o más partes de diferentes países, la cláusula ADR adquiere una gran importancia si, por desgracia, surge una disputa.

Qué hace la cláusula ADR

Si se activa, la cláusula ADR puede determinar muchas cosas para las partes desde el principio. Esto incluye: dónde debe resolverse cualquier disputa (tribunal vs. arbitraje vs. mediación), qué deben hacer las partes incluso antes, y qué legislación nacional se aplica. He aquí algunas recomendaciones clave para su elaboración:

  1. En la medida de lo posible, simplifique al máximo la cláusula. Por ejemplo, deje claro que las partes pretenden arbitrar, dónde y en qué idioma.
  2. Limite los pasos previos al litigio o al arbitraje que sean extremadamente onerosos. En los últimos años, hemos visto cada vez más cláusulas que exigen un proceso de resolución de "buena fe" que puede alargarse durante años antes de que pueda presentarse una demanda o una reclamación de arbitraje.
  3. En el arbitraje, determine si el árbitro o árbitros deben tener experiencia o conocimientos específicos. La gran ventaja del arbitraje es que las partes pueden elegir a la persona encargada de tomar las decisiones. Para evitar un largo proceso de idas y venidas para elegir a esa persona, establezca desde el principio algunas cualificaciones necesarias.
Conclusión

En resumen, los clientes no deben eludir la cláusula ADR al redactar los contratos. A nadie le gusta pensar que su negocio o su asociación puedan torcerse en el futuro, pero cuanto más tengan en cuenta los clientes cómo van a gestionar los posibles litigios, más se protegen y pueden ahorrarse mucho dinero y tiempo.