Rafael Arcuri, Henrique Coelho y Marcelo De Vita Greco acaban de escribir un excelente artículo en Consultor Jurídico sobre las denegaciones por parte del Instituto Nacional de la Propiedad Industrial (INPI) de solicitudes de registro de marcas de cannabis por considerar que atentan contra la moral y las buenas costumbres. El fundamento de estas denegaciones es el artículo 124(III) de la Ley de Propiedad Industrial (LPI) de Brasil, que prohíbe el registro como marca de cualesquiera "expresiones, figuras, dibujos o cualesquiera otros signos que sean contrarios a la moral y a las normas de respetabilidad o que ofendan el honor o la imagen de las personas o atenten contra la libertad de conciencia, de creencias, de culto religioso o de ideas y sentimientos dignos de respeto y veneración."
El INPI se ha basado en el apartado III del artículo 124 para denegar el registro de marcas como TheHemp Company. Sin embargo, el cáñamo industrial es legal en Brasil, ya que el uso médico del cannabis está autorizado en determinados casos. ¿Cómo entonces, se preguntan los autores, pueden los productos ser "al mismo tiempo, legales e inmorales? Es más, inmorales no sólo de una forma retórica y extralegal [sino] inmorales de una forma que da lugar a la ilegalidad".
Determinar qué es, desde el punto de vista jurídico, "contrario a la moral y a las buenas costumbres" es, sin duda, una tarea ardua. Como señalan los autores, estos términos son "vagos y tienen una gran carga connotativa, por lo que resulta difícil delimitar, a priori, lo que describen". En la medida, sin embargo, en que podamos dar algunos contornos a esa norma, es difícil ver cómo "un producto legal, sujeto a impuestos, que salva vidas y es sostenible es inmoral".
Para complicar el asunto, el INPI no ha sido coherente en la aplicación del artículo 124(III). Por ejemplo, el organismo ha aprobado el registro de la marca de dispositivo CÂNHAMO CÂNHAMO, que incluye una hoja de cannabis(cânhamo significa "cáñamo"). El INPI también ha aprobado el registro de la marca denominativa PLANET HEMP.
Los autores concluyen pidiendo una aplicación "previsible y racional" de las normas, un llamamiento que deberían atender las autoridades de marcas de todo el mundo. Aunque las cuestiones jurídicas subyacentes son diferentes, nos vendría bien más racionalidad aquí en Estados Unidos en lo que respecta a las marcas de cannabis. Negar a las empresas de cannabis que operan legalmente en estados altamente regulados la posibilidad de registrar sus marcas es situarlas al mismo nivel que los falsificadores y otros delincuentes. Esto no tiene sentido.
